Anaximandro — Filosofía Antigua (2)

Ahora te hablaré sobre Anaximandro, quien se presume fue discípulo de Tales de Mileto. Él vivió entre los siglos VII y VI a.C. Actualmente solo tenemos algunos fragmentos de su tratado Sobre la naturaleza. Este es considerado como el primer tratado de filosofía occidental redactado en prosa, con lo que se inauguraba un estilo literario que permitió al filósofo liberarse de las cadenas del verso. 

Es sumamente interesante el pensamiento de Anaximandro, pues ahonda todavía más en el problema del arché —principio— que el mismo Tales. Anaximandro consideraba que el agua no era el principio originario, sino que esta se derivaba de otro. Anaximandro consideraba que este arché se identificaba con lo infinito, teniendo una physis —naturaleza—indeterminada, de la que se derivaban todas las cosas.

Anaximandro


Anaximandro llamó a este principio ápeiron —que podemos traducir como lo indeterminado—. Este principio carece de límites, siendo espacialmente infinito y cualitativamente indeterminado. Y es en virtud de esta infinitud cuantitativa y cualitativa que el ápeiron es el origen de todas las cosas. Es un principio que circunda todas las cosas, que gobierna y rige las mismas, de modo que todas las cosas consisten y son en este principio. 

Al leer estas últimas palabras, probablemente asaltó a tu pensamiento una idea: “¡Caray, parece que está hablando de una especie de dios!”. Y, en efecto, Anaximandro identificaba a su principio con lo divino, siendo, pues, algo inmortal e indestructible. Cabe decir que Anaximandro no atribuía a su arché el conjunto de cualidades y poderes atribuidos por Homero a los dioses griegos, sino que el ápeiron iba más allá. Este principio no admite un inicio ni un fin. Las deidades griegas no morían, pero sí nacían. Esto no ocurría con el principio de Anaximandro. 

Entonces, queda claro la razón por la que los filósofos presocráticos eran considerados como naturalistas, pues no consideraban a lo divino como diferente de las cosas, sino que son en cierta forma el fundamento del mundo.  

En palabras de Anaximandro: 

“No es ni el agua ni ningún otro de los llamados elementos, sino una naturaleza diferente de ellos e infinita, de la cual proceden todos los cielos y los mundos en éstos encerrados”. Es tó ápeiron, la substancia sin límites que “abarca todos los mundos”. 

Anaximandro y la noción de cosmos

Una idea interesante de Anaximandro, fuera del establecimiento de su principio originario, fue la noción de cosmos. Estoy seguro de que has escuchado esta palabra en algún momento de tu vida. Pues bien, esta palabra aparece por primera vez, según los eruditos, en Anaximandro, y desde entonces ha sido empleada para denotar el orden del universo. Probablemente esta noción surgió tras años de observación del firmamento, descubriendo el orden matemático del movimiento de los cuerpos celestes. En la actualidad, los físicos y científicos actuales que estudian el espacio se suelen referir al mismo como cosmos. De hecho, hay una rama de la física que se encarga de estudiar las leyes matemáticas que rigen la evolución y dinamismo del universo: la cosmología. Es una rama de la física muy interesante y sumamente apasionante, donde se discute sobre explicaciones relacionadas con el origen del universo —Big Bang— y su fin.

Anaximandro, el ápeiron y el cosmos


Hay muchos que no lo saben pero la teoría del Big Bang fue realizada por un sacerdote católico que a su vez era físico: George Lemaître. A su vez, este científico formuló la teoría de la expansión del universo, que fue comprobada experimentalmente por Edwin Hubble —en honor a él fue nombrado el telescopio que orbita en torno a la Tierra—. Actualmente existe una teoría conocida como la Gran Implosión o Big Crunch, que argumenta que si la expansión del universo es consecuencia de la energía proveniente del Big Bang entonces va a haber un momento donde esta expansión se frenaría y debido a la atracción gravitacional todos los objetos tenderían al punto originario, provocando una tremenda implosión por la gran cantidad de energía derivada de los choques. Pero aún queda mucho por discutir en torno a estas posturas cosmológicas modernas. Nótese cómo este principio cosmológico moderno del Big Bang es en esencia similar al ápeiron de Anaximandro en el sentido de que todo proviene de algo indeterminado y en virtud de un proceso evolutivo se va determinando.

Edwin Hubble (izquierda) y George Lemaître (derecha)


Anaximandro y la evolución 


Por otro lado, Anaximandro consideraba que la vida salió del mar, y las formas actuales de los seres vivientes son resultado de una progresiva adaptación al medio ambiente —nótese que suena un tanto similar a la teoría de evolución de Darwin—. En cuanto al origen del hombre, lanza una idea interesante: 

“[...] dice también que en el principio nació el hombre de animales de otra especie, pues mientras los demás animales encuentran muy pronto de qué alimentarse, solamente el hombre necesita de un largo período de lactancia, por lo que, si originariamente hubiese sido como es ahora, nunca habría podido sobrevivir” (Pseudo-Plutarco, Strom., 2). 
Esquema de la teoría evolutiva
Sin embargo, algo que no aclara es cómo le hizo el hombre para sobrevivir durante esa fase de transición de otros animales a la forma de hombre actual. 

Finalmente, vemos que el pensamiento de Anaximandro es un avance considerable respecto al de Tales, superando la noción de un principio determinado a uno que es un principio infinito e indeterminado, tó ápeiron, del cual se derivan todas las cosas. Sin duda trató de responder cómo se formó el mundo a partir de este principio, pero decidí omitirlo para que te entre la espinita de buscar esta explicación por tu cuenta. 

Un saludo a mis tres lectores 

 

Alejandro Lucero 

Filósofo y físico 

Cofundador de fyccel