Anaxímenes vivió en Mileto en el siglo VI a.C., fue discípulo de Anaximandro, cuyo arché —principio— , según lo vimos en el artículo sobre este filósofo —https://www.fyccel.com/blog/anaximandro-filosofia-antigua-2—, es el ápeiron, lo indeterminado. En la actualidad nos han llegado algunos fragmentos de la obra Sobre la naturaleza y algunos testimonios indirectos de su pensamiento. Anaxímenes, siguiendo las enseñanzas de su maestro, consideraba que el arché debía de ser infinito, y él identificaba al aire con este principio. Una especie de substancia ilimitada que rodea a todo el cosmos. Veamos qué nos dice al respecto Anaxímenes:
“Al igual que nuestra alma (es decir, el principio que da la vida), que es aire, nos sostiene y nos gobierna, así el soplo y aire abrazan todo el cosmos”.
Y en otra parte:
“El aire está cerca de lo incorpóreo (en el sentido de que no tiene forma ni límites como los cuerpos y es invisible), y puesto que nosotros nacemos gracias a su flujo, es preciso que sea infinito y rico, para que jamás desaparezca”.
Anaxímenes y el aire como principio
Entonces, con estos fragmentos, nos podemos dar un tanto la idea que tenía Anaxímenes sobre el aire como principio. Ahora queda el problema de ver las razones por las que se determinó por dicho arché. Recordemos que fue discípulo de Anaximandro, quien consideraba que el principio era algo indeterminado y, a partir de esta indeterminación se iba determinando poco a poco en la evolución de las cosas a lo largo del tiempo. Sin embargo, no queda muy claro cómo se relaciona este principio indeterminado con la formación de las cosas. Y es algo a lo que Anaxímenes trató de dar respuesta.
Anaxímenes intentaba buscar una explicación racional que permitiera deducir las cosas del mundo a partir del arché. Y es en este intento de darle una solución a este problema que sale a relucir el lado genial de Anaxímenes. Para explicar la formación de las cosas del mundo utiliza dos nociones: rarefacción y condensación. Antes de continuar con Anaxímenes, me gustaría explicarte brevemente sobre estas dos nociones. Podemos entender a la rarefacción como el proceso mediante el cual una substancia disminuye su densidad. Esto puede ocurrir por un fenómeno de expansión, que es algo que le suele ocurrir al aire, por ejemplo, en las capas superiores de la atmósfera, donde el aire es menos denso y se dice que está rarificado. Mientras que la condensación se entiende como un fenómeno antagónico a la rarefacción, esto es, aumenta la densidad y el aire se comprime.
Según Anaxímenes, el agua surge de la condensación del aire y el fuego es producto de la rarefacción del aire
Habiendo dicho esto, se entiende la razón por la que Anaxímenes optó por el aire como principio para explicar las cosas. Cuando se enrarece, el aire tiende a calentarse y, así, tiende a transformarse en fuego. Por el contrario, cuando se condensa, tiende a enfriarse y al estado sólido —formándose el viento, las nubes, el agua, la tierra, las piedras—.
Giovanni Reale cita el siguiente testimonio antiguo que ejemplifica lo que acabo de mencionar:
“Anaxímenes dice que el frío es la materia que se contrae y se condensa, mientras que el calor es la materia dilatada y lentificada (precisamente ésta es la expresión que utiliza). Por eso, no sin razón —según Anaxímenes— se dice que el hombre deja salir de su boca el calor y el frío: la respiración se enfría si los labios apretados la comprimen, pero en cambio si sale de la boca abierta se calienta por la dilatación”.
Aquí es interesante el ejemplo que propone este testimonio. ¿Cómo puedes experimentar la rarefacción y condensación del aire mientras lees esto? Haz la prueba que se menciona en el texto citado. Notarás que es cierto.
Así que vemos en el pensamiento de Anaxímenes una manifestación rigurosa y lógica del pensamiento jónico, de los primeros filósofos de la physis —naturaleza—. Te confieso que durante muchos años había desestimado el pensamiento de Anaxímenes, demeritando su concepción del aire como arché, pero en los últimos años mi postura ante este pensador ha cambiado, pues ahora aprecio el alcance de Anaxímenes y su intento de brindar una explicación lógica entre el arché y el dinamismo de la naturaleza.
El aire es un principio que circunda todo el cosmos, para Anaxímenes, y en este rodear todo, es una substancia que a través del movimiento puede cambiar sus propiedades físicas, de modo que se explica lo líquido, lo gaseoso y lo sólido a través de este principio. Sin duda, es una causa que tiene un equilibrio armónico y dinámico entre el principio y su manifestación en las cosas de la naturaleza.