Módulo 1. Del mito a la razón: filósofos jónicos y el enigma de Heráclito

Sección 2. Comienzo de la filosofía griega y el paso del mito al λὸγος

El paso del mito al λὸγος


Se entiende como el paso del mito al λὸγος al ejercicio racional que realizaron los primeros filósofos griegos para explicar la razón de ser de las cosas desde una perspectiva que no depende del recurso de apelar a entes divinos para explicar el principio y el funcionamiento de las cosas o de la naturaleza misma.

El término λὸγος (lógos) es una palabra griega que tiene muchos significados: palabra, razón, tratado, entre otros. Aquí lo tomaré en el sentido de razón.

Este paso del mito al λὸγος fue el que propició en cierta manera el nacimiento de la filosofía, en conjunto con otra serie de condiciones que abordaremos más adelante.

Sin embargo, me gustaría mencionar un aspecto que es muy sonado en el ámbito de la historia de la filosofía. No es raro escuchar, incluso en los mismos griegos, como Posidonio, la idea de que la sabiduría griega tuvo un origen oriental. Por su parte, el judío Filón de Alejandría, afirmaba que los griegos robaron toda su sabiduría de Moisés. Como es de suponerse, muchos pensadores del período patrístico aceptaron sin discusión esta aseveración de Filón.

Antes de la filosofía, hubo interpretaciones religiosas del origen del mundo y del destino del hombre. Aquí es donde entra la parte del mito, el cual fue empleado por muchas culturas para brindar estas interpretaciones. En los chinos e indios también se pueden encontrar antiquísimas reflexiones sobre la religión y la moral. Pero fueron los mitos religiosos los que tuvieron particular influencia en el desarrollo del pensamiento filosófico, como los mitos que se relacionaban con el dios Orfeo, de donde proviene el orfismo. Esta doctrina básicamente influyó en la concepción del origen divino del alma humana y de la noción del cuerpo como cárcel del alma; también está la doctrina de la transmigración de las almas —ampliamente aceptada por los pitagóricos y por Platón—. Por otro lado, es muy bien conocido que Homero y Hesíodo trataron de reunir las ideas o fantasías religiosas en una especie de genealogía de dioses, formando el panteón griego. Fueron justamente las contradicciones que suscitaron tales genealogías lo que propició la crítica racional y estimularon a que muchos se preguntaran sobre el porqué de las cosas, dando a pie al pensamiento filosófico.

En este curso somos de la idea de que la filosofía griega es independiente del pensamiento oriental. La explicación oriental del mundo se basó en lo mítico y lo fantástico. No fue sino hasta que el sobrio pensar griego se liberó de las cadenas del mito que surgió la filosofía, de modo que esta es un fruto del genio griego y no solo eso, sino también las ciencias específicas, como la matemática, la medicina, la astronomía, la geografía y la historia. De modo que comenzaremos con la historia de la filosofía con los filósofos griegos.

 

Factores que propiciaron la aparición de la filosofía griega


Consideraremos dos factores:

 

  1. La religión griega.
  2. Las condiciones sociopolíticas de Grecia.

 

Religión griega


Para entender el origen de la filosofía griega considero que hay que entender la religión griega. Cuando se habla de esta es preciso distinguir entre la religión pública —cuyo paradigma es la representación de los dioses y el culto que nos brinda Homero— y la religión de los misterios. Estas formas de religiosidad tienen bases comunes, como una concepción politeísta de la divinidad. Pero también tienen diferencias en cuanto a la concepción del hombre y el sentido de su existencia y de su destino final. Si bien ambas son importantes para explicar esta génesis de la filosofía, pienso que la que tuvo mayor peso fue la religión de los misterios, cosa que espero convencerte a lo largo de este curso.

 

La religión pública


Para Homero y para Hesíodo, que son los pilares de las creencias propias de la religión pública, puede decirse que todo es divino. Esto se debe a que todo lo que sucede, desde fenómenos naturales, guerras, enfermedades, etc., son producto de la intervención de los dioses. Por ejemplo, los fenómenos naturales se consideraban como provocados por los dioses: tenemos a Zeus que lanza rayos y truenos desde las alturas del Olimpo; Poseidón con su tridente provoca tempestades en los mares; el sol es transportado por el carro dorado de Apolo, etc.

La vida colectiva de los hombres, la suerte de las ciudades, las guerras y las paces se imaginaban como vinculadas a los dioses no de un modo accidental, sino esencial. Estos dioses son fuerzas naturales personificadas a través de formas humanas idealizadas. Los expertos mencionan que son fuerzas y aspectos del hombre que han sido depositados en seres poderosos, los cuales tienen ciertas semejanzas con los seres humanos.

Estos dioses, pues, son hombres amplificados e idealizados. Debido a esto, los especialistas consideran que la religión pública de los griegos es una forma de naturalismo. Lo que esta religión exige a sus adeptos no es una conversión ni un radical cambio interior o un elevarse por encima de las pasiones, sino que pide seguir con su propia naturaleza. Todo lo que se pide al hombre es que haga en honor de los dioses aquello que es conforme a la propia naturaleza. De hecho, la primera filosofía griega fue tan naturalista como la religión pública griega, y esta referencia a la naturaleza fue una constante en el pensamiento griego a lo largo de todo su desarrollo.

 

La religión de los misterios


Esta religión pública no fue sentida por todos los griegos como plenamente satisfactoria y esto hizo que se desarrollaran en algunos círculos restringidos los misterios, que poseían creencias específicas —pero encuadradas en el politeísmo— y prácticas que les eran propias. Estos misterios influyeron sobre la filosofía griega y son conocidos como los misterios órficos.

 

El orfismo


El orfismo y los órficos hacen derivar su nombre del poeta Orfeo, quien se presume es su fundador, cuya historicidad se nubla completamente por el mito. El orfismo posee una importancia peculiar dado que introduce en la civilización griega un nuevo esquema de creencias y una nueva interpretación de la existencia humana.

Para la concepción griega tradicional, que surge en cierta forma de Homero, el hombre era un ser mortal cuya muerte implicaba el final último de su existencia. Por su parte, el orfismo proclama la inmortalidad del alma y concibe al hombre con un esquema dualista, contraponiendo al cuerpo y al alma.

Ahora veamos el núcleo de las creencias órficas:

 

a. El alma es divina: En el hombre se alberga un principio divino, un alma, que cae en un cuerpo debido a una culpa originaria.
b. La transmigración de las almas: Esta alma no solo preexiste al cuerpo, sino que no muere junto con el cuerpo y está destinada a reencarnarse en cuerpos sucesivos mediante una serie de renacimientos para expiar la culpa originaria.
c. La vida órfica: la vida órfica, con sus ritos y prácticas, es la única que está en condiciones de poner fin al ciclo de las reencarnaciones, liberando así el alma de su cuerpo.
d. Purificación y recompensa: para quien se haya purificado —para los iniciados en los misterios órficos— hay un premio en el más allá; en cambio, para los no iniciados, hay un castigo.

 

Esta idea de los premios y castigos de ultratumba surgió para eliminar lo absurdo que a menudo se constata sobre la tierra, donde hace que los virtuosos sufran y los viciosos gocen. Es probable que la idea de la reencarnación —también conocida como metempsicosis, esto es, el traslado del ama de cuerpo en cuerpo— surgiera como una explicación de la razón del sufrimiento de los inocentes. En efecto, si cada alma tiene una vida previa y si existe una culpa original, nadie es inocente, sino que estarías pagando una culpa cometida en una vida anterior, de modo que todos expían la culpa originaria y las culpas de vidas anteriores.

Gracias a este nuevo esquema de creencias, el hombre veía por primera vez que en sí mismo se contraponían dos principios, que se hallaban en contraste y en lucha entre sí: el alma y el cuerpo —entendido como una especie de cárcel del alma—. De esta forma, se rompe con la visión naturalista que se venía manejando con la religión pública. El hombre se concibe como un ser que tiene que reprimir algunas tendencias ligadas con su cuerpo y se convierte en un objetivo de vida el purificar al elemento divino, el alma, de lo corpóreo.

Aquí podrás preguntarte, ¿qué tiene de importante el saber esto? ¿Acaso no es un curso de filosofía? Por supuesto, pero a esto hay que decir que sin el orfismo es muy difícil, por no decir que imposible el explicar el pitagorismo, a Heráclito o a Empédocles. Más aún, sin esta influencia no se explicaría una parte esencial del pensamiento de Platón y, por consiguiente, el de toda la tradición que se deriva de este.

Respecto a la religión griega, solo me gustaría agregar que los griegos no tuvieron libros sagrados, considerados como resultado de una revelación divina, de tal manera que no tuvieron una dogmática o un sistema de creencias fijo e inmodificable.

Por último, en Grecia no se constituyó una casta sacerdotal que custiodase el dogma. Sí tuvieron sacerdotes, pero estos desempeñaron un papel de escasa relevancia y su poder no era tan notable como en otras culturas. Esto se debió, en gran parte, a que estos no tenían la exclusividad en las ofrendas religiosas ni en la realización de sacrificios, algo que sí ocurría, por ejemplo, con los sacerdotes judíos.

 

Condiciones sociopolíticas que favorecieron la aparición de la filosofía griega


Un factor importantísimo del que gozaron los griegos fue la libertad política, de la que se beneficiaron enormemente en comparación con los pueblos orientales. El hombre oriental se veía obligado a una obediencia ciega al poder religioso y político —algo que si te fijas sigue vigente, como en el caso del fanatismo política que tiene el norcoreano respecto a la figura de su líder—. En cambio, el hombre griego gozaba de mucha mayor libertad política, a tal grado que lograron crear instituciones políticas libres.

Durante los siglos VII y VI a.C., Grecia sufrió una transformación considerable desde el punto de vista socioeconómico. Antes era principalmente un país agrícola, pero a partir de esa época comenzó a desarrollarse cada vez más la industria artesana y el comercio. Esto hizo que se generaran centros de representación comercial: primero surgieron en las colonias jónicas, sobre todo en Mileto, y más tarde en otras partes.

Estas ciudades se convirtieron en centros comerciales florecientes, lo que por supuesto provocó un notable aumento de la población. Esta nueva clase de comerciantes y de artesanos lograron una considerable fuerza económica que se opuso a la concentración del poder político que se encontraba en manos de la nobleza terrateniente. Estas luchas propiciaron que los griegos transformaran los viejos gobiernos aristocráticos en las nuevas formas repúblicanas democráticas.

La nueva vida pública abrió el camino a la ciencia y el sentimiento de la libertad otorgó al carácter del pueblo griego un impulso del que la actividad científica y filosófica no se pudo ver exetna. Junto a la transformación de las condiciones sociopolíticas se establecieron las bases del florecimiento artístico y científico de Grecia.

Otro hecho importante es que la filosofía nació en las colonias pequeñas antes que en las grandes ciudades, más exactamente, nació en las colonias del Asia Menor, en Mileto, e inmediatamente después en las colonias occidentales, en Italia meridional. Después de eso se trasladó a la metrópoli, como Atenas. Fue aquí donde la filosofía alcanzó el punto más alto. Atenas fue la capital de la libertad griega.

 

Las polis griegas


Al constituirse y consolidarse la πὸλις (pólis), esto es, la ciudad-estado, el griego no consideró que este fenómeno comportase una traba a su propia libertad; por el contrario, se vio llevado a considerarse a sí mismo esencialmente como un ciudadano. Para los griegos el hombre llegó a coincidir con el ciudadano mismo. Así, el Estado se convirtió en el horizonte ético del griego y lo siguió siendo hasta el período helenístico, donde se empezó a dar esta ruptura entre el hombre y el ciudadano, como lo veremos más adelante en este curso.

Los ciudadanos sintieron los fines del Estado como sus propios fines, de modo que el bien del Estado implicaba el bien del ciudadano, la grandeza del Estado la propia grandeza y la libertad del Estado como la propia libertad. Entonces, si no se tiene presente esto, no se puede entender gran parte de la filosofía griega, en particular, la ética y la política en la época clásica y, posteriormente, la compleja evolución que tuvo en la época helenística.

Introducción a la Filosofía

Módulo 1. Del mito a la razón: filósofos jónicos y el enigma de Heráclito

Módulo 2. Entre números y unidad: pitagóricos y eleatas en la filosofía

Módulo 3. Perspectivas pluralistas: Empédocles, Anaxágoras y la filosofía de los atomistas

Módulo 4. Sofistas y Sócrates: entre la retórica y la búsqueda de verdad

Módulo 5. Platón

Módulo 6. Aristóteles

Módulo 7. Sabiduría antigua: filosofía del período helenístico-romano