Módulo 7. Sabiduría antigua: filosofía del período helenístico-romano

Sección 2. Los estoicos

La Stoa antigua


La escuela estoica sobrepasó a las escuelas filosóficas restantes y mantuvo durante siglos la hegemonía.​

Zenón de Citio, de la isla de Chipre (350-264 a.C.), marchó como comerciante a Atenas. Vio en los cínicos a los auténticos socráticos. Después de una docencia de 20 años, erigió una escuela propia que se llamó Stoa (pórtico). ​

Los estoicos comparan la filosofía con un huerto, en que la lógica es la cerca, la física los árboles y la ética los frutos. De ahí que el acento principal recaiga sobre la ética.

 

La Lógica


En la lógica entraban la gramática, retórica y dialéctica. De la lógica de Aristóteles crearon los estoicos la gramática y la lógica, con sus rigurosas divisiones, que dominan aún hoy día. En la teoría del conocimiento, los estoicos comparan al alma con una tabla rasa en que se imprimen las sensaciones como el sello en la cera.​

De los estoicos procede la opinión de que el niño, a los siete años, llega al uso de razón, pues para este tiempo ha adquirido todas las preideas que se necesitan para conocer.

 

La Física


En el centro de toda la filosofía estoica está el logos, que ya había enseñado Heráclito. Este logos es lo mismo que razón, naturaleza, fuego, Dios o destino. Como solo los cuerpos poseen ser propio, el logos ha de entenderse también como corpóreo. El logos no puede buscarse fuera del mundo, sino que es aquella misma razón última cósmica de la que se ha formado, en virtud de las fuerzas formativas inherentes en él, todo el mundo presente con toda su variedad. El logos es la razón cósmica que todo lo configura conforme un fin; es la providencia divina que todo lo rige, es el destino al que nadie escapa. NO EXISTE EL AZAR. El profeta, que penetra la acción del logos, puede predecir el porvenir. También nuestra alma es un logos parcial, que es esencialmente igual al logos cósmico y está regido por el poder de la razón. También los espíritus superiores desarrollaron el logos, de forma que está justificado el culto de los dioses nacionales.

 

Ética


En la ética se muestra con la mayor claridad el parentesco con el cinismo. También los estoicos postulan: “VIVE SEGÚN LA NATURALEZA”. Pero, por ser la naturaleza del hombre racional, el postulado se resuelve en: “Vive racionalmente”.​

A) El sabio, como ideal de la vida estoica, se distingue por las siguientes virtudes:​

 

  1. Apatía (carencia de pasiones): Nada extravía la razón como las pasiones. Solo el que las ha extirpado alcanza la “tranquilidad estoica” (la apatheia).

  2. Autarquía (carencia de necesidades): Como nuestra dicha consiste solo en la virtud, nada quitan ni ponen en ella los bienes de la vida. Los estoicos vestían con sencillez y eran sencillos en el comer y el beber.​

  3. Obediencia: Todo está ordenado, con estricta causalidad, por el logos universal. Puesto que nuestra razón es solo una parte del logos universal, debe ordenarse en todo y por todo según la ley universal.​

  4. Conciencia del deber: la ley universal es también moral. Solo obra moralmente el que se somete, por conciencia del deber, al acontecer universal. Si la naturaleza te muestra, por una enfermedad incurable, que quiere quitarte de en medio, tu deber es el suicidio. Zenón, Cleantes y un gran número de estoicos siguieron ese camino del deber.

 

B) Necios son todos los que viven para sus pasiones. Sin embargo, los mismos estoicos hubieron de mitigar pronto el contraste, acentuado inicialmente con tanta fuerza, entre el sabio y el necio. Porque hay también nobles pasiones, como la amistad, el valor del soldado, etc., hay necios que están por lo menos camino de la sabiduría, y hay finalmente zonas de acciones indiferentes, en que se portan igualmente sabios e ignorantes (dormir, comer y beber).

C) El Estado universal es consecuencia lógica de la razón universal. Si solo hay una razón y a ella deben someterse todos los hombres, también puede haber un Estado universal único en que todos los hombres sean regidos por las mismas leyes. Los estoicos se sentían ciudadanos del mundo. En ellos resuenan ya los postulados de una humanidad pura. Piden la abolición de la esclavitud, la emancipación de la mujer y un trato mejor a los niños. No es de maravillas que los emperadores romanos vieran precisamente en esta filosofía el fundamento científico de sus planes de imperio universal.

 

La Stoa media


Varió de múltiples formas la doctrina primigenia, aquí resalta Panecio de Rodas (180-109 d.C.), quien el año 129 a.C. recibió de Antípatro de Tarso la dirección de la escuela y la mantuvo hasta su muerte. Su importancia en la historia universal radica en que, por su amistad con Escipión el Africano, el hombre más poderoso de aquel tiempo, transmitió a los romanos la filosofía griega.​

Los prácticos romanos, carentes de fantasía, tal vez no se hubieran mostrado inclinados a una filosofía griega puramente especulativa, Pero la Stoa, que mostraba una orientación práctica aprovechable para la vida y la política, casó bien con el sentido práctico del romano. ​

Panecio no exige la extirpación de las pasiones, sino solo su dominio, enseña el libre albedrío, que estaba en peligro por el fatum o destino estoico.

 

La Stoa nueva


 

Séneca


Lucio Anneo Séneca (4 a.C.-65 d.C.) pertenece a la Stoa nueva, en que la filosofía se limita a cuestiones morales y se mezcla con ideas cristianas. Séneca conoce ya la conciencia cristiana de pecado: “Todos somos malos, todos hemos pecado, y no sólo una vez, sino innumerables veces, y seguiremos pecando hasta el fin de nuestra vida”. Como los cristianos, Séneca ve el fin de la vida terrena en la preparación de la vida eterna: “Como la estancia en el seno materno fue solo preparación para la vida siguiente, así esta misma vida es preparación para una existencia más alta, cuyo día natalicio es la muerte”.

Con los estoicos, pide un amor al hombre que se extiende a los esclavos y no excluye a los mismos enemigos. Ve en la filosofía la maestra de la vida y la educadora de la humanidad. En las situaciones de apuro aconseja, como la Stoa, el suicidio: “¿Ves aquel despeñadero? ¡Por allí se va a la libertad! ¿Ves aquel mar, aquel río, aquel pozo? ¡En su fondo mora la libertad! ¿Preguntas por el camino más fácil para la libertad? Cualquier vena de tu cuerpo es ese camino”. Cuando Séneca, antiguo preceptor de Nerón, cayó en desgracia de este por supuesta participación en una conjuración, escogió él mismo este fácil camino para la libertad.

 

Epicteto


Epicteto de Hierápolis, de Frigia (50-138 d.C.), hijo de una esclava, fue tan maltratado que cojeó toda su vida. Vendido en Roma, recibió instrucción con el estoico Musonio Rufo. Después de ser liberado, comenzó él mismo a enseñar, fue desterrado de Roma y se estableció en Nicópolis del Epiro, donde lo fue a ver el emperador Adriano en persona.​

Permaneció soltero a fin de cumplir mejor su misión de heraldo de Dios para la humanidad. Tampoco él tiene interés por la filosofía teórica y ve su misión en la mejora moral de los hombres.

Epicteto hace mucho hincapié en que todos los hombres son capaces de adquirir la virtud y en que Dios ha dado a todos ellos los medios suficientes para que puedan llegar a ser felices como hombres de firme carácter y dueños de sí. Todo hombre tiene las intuiciones iniciales de orden moral que le bastan para construir moralmente su vida. Sin embargo, aunque todos los hombres tienen base suficiente para la edificación de su vida moral, la instrucción filosófica les es necesaria a todos para que se hagan capaces de aplicar sus nociones fundamentales del bien y del mal a las circunstancias particulares.

La educación es necesaria en la medida en que la recta aplicación de los principios dependa del razonamiento lógico. Hay dos factores en los que consiste principalmente la educación:​

 

  1. Aprender a aplicar las concepciones primarias naturales a las circunstancias concretas de acuerdo con la “naturaleza”.​

  2. Aprender a distinguir entre lo que depende de nosotros y lo que no está en nuestra mano.​

 

Epicteto, como toda la escuela estoica en general, da mucha importancia a esta última distinción: Lograr honras y riquezas, disfrutar siempre de salud, evitar los daños físicos o el caer en desgracia del Emperador, alejar de uno mismo y de los amigos y parientes la muerte o los desastres, nada de esto depende solo de los esfuerzos del individuo humano; así pues, deberá esforzarse por no poner el corazón en ninguna de tales cosas y aceptar todo cuanto le suceda a él mismo y a su amigos y como voluntad de Dios.

Habrá que aceptar todos los sucesos de esta clase sin rebeldías, protestas ni descontento, como expresión del querer divino. ¿Qué es entonces lo que depende del hombre? Pues sus juicios acerca de los acontecimientos y su voluntad: sobre estas dos cosas tiene dominio, y su autoeducación consiste en llegar a hacer juicios verdaderos y voliciones rectas.​

Como medios prácticos para conseguir el progreso moral, Epicteto aconseja hacer diariamente examen de conciencia, evitar las malas compañías y las ocasiones de pecar, mantenerse de continuo en guardia, etc. Las caídas no deben desalentarnos, sino que hemos de perseverar en la prosecución de la virtud.

La felicidad depende de nuestra voluntad, de nuestras ideas sobre las cosas y del empleo que de nuestras ideas hacemos. Mientras busquemos nuestra felicidad en bienes que no dependan enteramente de nosotros mismos, ya se trate de su alcance o de la continuidad de su posesión, estaremos llamando a la desdicha. Así pues, hemos de practicar la abstención y buscar nuestra felicidad dentro de nosotros mismos. Se recomienda encarecidamente la lectura del Enquiridion, una obra magnífica de Epicteto que ha sido saboreada durante siglos, incluso por pensadores de la talla de Spinoza, Kant y Goehte.

 

Marco Aurelio


Emperador romano (161-180 d.C.), compuso sus Meditaciones en 12 libros dándoles forma aforística. Sentía viva admiración por Epicteto, y coincidía con este y con Séneca en dar a su filosofía un tono religioso.​

Con Marco Aurelio, hallamos también cargado el acento en la afirmación de la divina Providencia y de la sabia ordenación del universo, así como en la de las estrechas relaciones entre el hombre y Dios y del deber de amar a nuestros hermanos y semejantes.

Una de las características del pensamiento de Marco Aurelio es la insistencia con la que se trata y se reafirma el tema de la caducidad de las cosas, su monotonía, su insignificancia y su nulidad. Este sentimiento de las cosas está ya decididamente distante del sentimiento griego, tanto del período clásico como del primer helenismo. El mundo antiguo se disuelve y el cristianismo conquista inexorablemente los espíritus. Se está ahora realizando la mayor revolución espiritual, que está vaciando todas las cosas de su antiguo significado. Y este giro es el que, justamente, da al hombre el sentido de la nulidad de todo.

En cuanto a su concepción del hombre, Marco Aurelio asume tres principios constitutivos del hombre:​

 

A) El cuerpo (soma), que es carne; ​

B) El alma (psique), que es soplo;​

C) El entendimiento (nous), que es superior al alma.

Introducción a la Filosofía

Módulo 1. Del mito a la razón: filósofos jónicos y el enigma de Heráclito

Módulo 2. Entre números y unidad: pitagóricos y eleatas en la filosofía

Módulo 3. Perspectivas pluralistas: Empédocles, Anaxágoras y la filosofía de los atomistas

Módulo 4. Sofistas y Sócrates: entre la retórica y la búsqueda de verdad

Módulo 5. Platón

Módulo 6. Aristóteles

Módulo 7. Sabiduría antigua: filosofía del período helenístico-romano